martes, 13 de mayo de 2014

Mientras tenga ojos

Mientras tenga ojos


Hoy te miré largo rato por la ventana, tus hombros parecían botones de flores listos para cantar sueños de polen, eran la cuna del néctar en donde la existencia de la vida manifiesta los colores más entrañables que se han observado; se movían al compás de tus pasos: tambores danzarines en la tierra fértil, criadero de uñas y cosquillas.

Te miré pausado, respirando tu mirada compuesta de cejas y lunares, de ojos estremecedores, de sonrisa permanente. Te miré acá adentro, bajo los cabellos enredados, entre la coraza de costillas; te miré mirándome con una distracción que me enternece los enojos, que acaricia mis temores.
Te miré de lejitos para que no lo notaras, como quien se esconde de sus carceleros, como quien protege su vida ocultándose.
Sabes, me gustó mirar tu cabello oscuro sobre la espalda; me gusta mucho que mis ojos puedan ver, que mi cuerpo sienta, que mi respiración se modifique; me recuerda varias lecciones que he aprendido.
Así mientras te miraba galopó sobre el desierto de mis labios una estampida de alegría. Te la obsequio con todo el cariño que conozco.

Nebulosas Australes

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