Colores
en blanco y negro
A
los
engranes, por la música repetida que explotó el 17 de octubre
Estaba
en el viaje, entrando, caminando, las líneas se dibujaban delante de
mis ojos, la gama de colores oscilaban entre el blanco y el negro:
todos los colores visibles e invisibles, cada uno lleno de
información, números binarios danzando entre ellos, creando y
recreando.
Había
una idea fractálica, infinita, cada momento tiene su yo a lo grande
y su yo a lo pequeño, su yo multiplicado construyendo distintos yo's
similares entre sí.
Lo
abstracto y lo práctico, lo general y lo particular, lo objetivo y
lo subjetivo.
Cada
sentido, cada persona, cada grupo, cada partícula, cada imagen, cada
pensamiento, cada existencia, cada inexistencia, la realidad y las
realidades.
El
olfato percibe ciertas sensaciones, olores. Los olores están
compuestos de un olor general, del general al particular, miles de
combinaciones construyendo otras más, perfectas, espectaculares,
exactas.
Exactitud
buscada por el conocimiento, por la realidad.
El
mundo huele de una manera particular, está compuesto del olor de sus
particularidades, de la selva, de las selvas, del desierto, de los
desiertos, del mar, de los mares, de los continentes, del árbol, de
cada árbol, de cada raíz, de cada hoja, de cada pez, de cada hueso,
de cada unión, membrana, átomo, electrón. Olor construido y
modificado a cada momento, en cada segundo, la conjugación de olores
en el tiempo. La diferencia de olores por segundo se reúne en el
olor diario, en el olor anual, en el olor absoluto.
La
escuela inglesa -guiándome solamente por Newton- debate con la
francesa -pensando sólo en Descartes- la idea de lo absoluto y de lo
relativo. Lo absoluto (Newton) es lo divino, lo que incluye a todo,
lo creado por Dios, piensa que Descartes únicamente ve lo relativo,
lo mundano, lo que subjetivamente, ligado al hombre, existe.
Por
lo tanto lo absoluto está compuesto por relativos, el hombre ve los
relativos y sobre particulares construye la verdad. Su verdad.
Los
olores se descomponen en millones de olores y estos se relacionan con
otros sentidos, con otras realidades. Cada persona lo nota de una
manera diferente, cada uno asimila el olor en sí de una forma
subjetiva y la transforma en objetiva para comprenderla, por lo tanto
acomoda la realidad percibida sobre la que le conviene, sobre lo que
le acomoda.
Al
unir los sentidos, el tacto experimenta algo parecido, el sentir del
todo es algo general compuesto por sensaciones específicas; el
sentir algo con el dedo no es sólo lo sentido por el dedo sino lo
sentido desde la yema hasta el cerebro pasando por cada lugar
específico en la conexión entre la sensación y lo sentido, hecho
que nos lleva a una percepción de igual forma subjetiva que se
asemeja a la del olfato (Olfato = x, Tacto = x), el mismo resultado,
la misma conclusión, diferentes métodos, distintas dimensiones.
Diferente.
La
ciencia es una manera de sentido común, con ella se legitima la
verdad y gracias a ella se construye la manera de ver una verdad. El
sentido común se basa en una lógica, con o sin sentido, y al
crearse esta lógica se forman caminos para ver lo que se quiere ver
o lo que la lógica te lleve a ver, entonces la realidad (vista desde
lo lógicamente construido) se relaciona con la explicación, con el
sentido común. La ciencia.
Y
el oído percibe distintas ondas que constituyen sonidos, sonidos
semejantes, sonidos identificados como iguales pero que viven en su
individualidad de espacio–tiempo.
Regresando
a la exactitud, la matemática, parafraseando a Heidegger, es algo
creado por el hombre que representa la exactitud del mundo. El mundo
es exacto, por eso los números, al menos en la concepción general
del hombre, son también exactos.
Al
tener un movimiento sonoro se identifica el sonido como algo general,
algo que proviene de un mundo ya conocido de cualquier cosa, pero es
la combinación con otros elementos la que los cambia, rompiendo con
el absoluto de “tiempo” que ve la física clásica. Cuando una
piedra cae lo hace de una manera de acuerdo a la fuerza que actúa
sobre en ella y no importa su tiempo relativo, si se imprime la misma
fuerza y la misma dirección se comportará de igual manera,
trascendiendo el patrón de lo específico y lo relativo para
alcanzar lo absoluto y real. Lo exacto.
El
sonido lo podemos comparar con una explosión: cada onda como
movimiento va a repercutir en su espacio “no yo” vecino inmediato
provocando nuevas vibraciones que, a su vez, construirán lo mismo
llevándolo al infinito, a la realidad fractálica.
Diferente
a la exactitud fractálica, puesto que la construcción matemática
trasciende la realidad perceptible.
La
matemática representa la exactitud de lo que ya no es posible
representar como exacto.
El
discurso de legitimar la verdad ya no tiene verdad que legitimar; y
las líneas continúan rompiéndose, adoptando formas, formas que
crearán otra forma única, con formas compuestas por formas y que
harán nuevas formas.
Millones
de formas para nunca saber cuál es la forma final o la forma
primera.
Y
las imágenes son instantáneas: fotos del momento, fotos tomadas por
lo que se ve, instantes microscópicos que se articulan en una
fotografía general e infinitas particulares. Con esto podemos
construir movimiento estático, movimiento en la unión de las
fotografías instantáneas, siendo que en un instante preciso se
puede ver el movimiento de un paso sin que haya un paso realmente
creado. Sin
embargo, al unir todas las especificidades, podemos encontrar las que
constituyan el paso y, por lo tanto, ver la animación en una pausa
total.
La
visión, lo ocurrido, el olor, lo sentido, se configura en una
alianza que hace que se sea lo que se es en el momento indicado,
dejando abierta la oportunidad de que sea cualquier otra cosa.
Dejando libre la gama de dimensiones, pudiendo ser lo que no se es.
El
mundo es un mundo de mundos.
El
sexo es un sexo de sexos.
El
concepto es una ambigüedad del “sí-mismo” catalogado por una
generalización de lo particular.
La
roca es una roca de rocas.
La
roca como concepto está construido por el “sí-mismo” pensado
arbitrariamente que se edifica por las rocas en su totalidad.
La
frontera de las rocas es amplia y por lo tanto se especializa.
La
ciencia es el concepto, no todas las investigaciones; por lo tanto,
la ciencia se fragmenta y ese fragmento se divide, y esa división se
especializa, y la especialización ve el mundo en base a metodologías
y teorías, y esas metodologías y teorías son usadas por
particulares específicos que ven lo que quieren y necesitan ver.
Y
el viaje es lo que se ve en una cámara, en un estudio de filmación,
un close up, un alejamiento, un uso mágico del zoom.
-Habla
más, nos gusta oírte… para reírnos.
La
imagen que se forma hasta el “oírte” es de un personaje de pie
en un escenario que tiene el piso de parquet, luces que nacen desde
abajo, con inmensas cortinas rojas a los lados abiertas de par en
par, la orquesta tocando, un público, enorme, de pie, aplaudiendo
desde sus butacas.
Esplendor.
Clímax.
"Para
reírnos."
Un
hoyo de gusano; un alejamiento de la cámara. El pensamiento muere.
Un payaso sentado en un escenario negro con cortinas blancas, el
suelo está medio despintado, las cortinas un poco raídas; sentado
en una silla plegable, gris, de esas que rentan para las fiestas de
pueblo en las primeras comuniones. El público callado, viéndolo,
toses que golpean el silencio, el reflector de lleno en su cara. La
cámara cambia de ángulo y se ve la nuca del payaso, el reflector de
frente deslumbrando, reflector blanco en contraste con el fondo
negro, con la gente sentada; en sus mejillas se ven gotas de sudor,
han llegado desde su frente, el cuello muestra pintura corrida por la
humedad de su cuerpo, por el calor que éste provoca.
Su
traje es negro, su cabeza lleva un sombrero. La cámara gira, se ve
de frente, tiene los dedos entrelazados, sus ojos paralizados, su
boca torcida hacia abajo.
Una
sonrisa es parte del maquillaje.
¡Está
triste pero siempre sonríe!
Es
su “sí-mismo”.
Revolución
Fantástica