Como
si no existiera
Mirad las manos ensangrentadas de
ese hombre que acaba de matar todo recuerdo, mirad la cara que exhala
placer en un gesto demoníaco, mirad cómo el estar consternado
erradica la seguridad que creía perenne, mirad cómo el grito le
desgarra la garganta y el líquido rojizo y viscoso deambula
fatídicamente por el tubo hasta ser expelido por su boca, mirad los
ojos con la pupila dilatada, con las venas a punto de reventar, que
ven impávidos colores trastornados; mirad la carne arrancada por las
uñas nauseabundas, mirad el sutil cambio del personaje mordaz, del
personaje virulento, del satírico; mirad como su errabundo caminar
llena de asco la habitación, de misterio, de sopor, de ese cambio;
mirad como odia, mirad como siente el destruir para concretar, mirad
como su mierda consume, en hedores fétidos, la visión de las
moscas.
¡Miradle!, mirad cómo eructa,
mirad con disgusto cada acción repulsiva que produce su cuerpo,
mirad y sabed que él es asqueroso, mirad y escuchad sus gritos
demoledores, guturales, cacofónicos, sepulcrales, mirad cómo sus
venas se dejan ver en su enmugrecida piel, mirad cómo desea ser lo
que no quiere ser, miradle, miradle detenidamente, mirad cómo se
retuerce dentro de él, daos cuenta que la proliferación de sus
sentimientos lo corroen. Miradle y observad lo humano que hay en él,
mirad como no sabe qué hacer, mirad su desesperación, mirad cómo
piensa, mirad cómo se destruye, cómo se condiciona para hacer cosas
repugnantes y pretende no sentir algo; mirad cómo se autoconsume,
mirad como no confía, mirad sus pequeños errores, miradlo y
juzgadlo, juzgad sus acciones, juzgad su aspecto, juzgadlo y no
tengáis compasión, arremeted contra él; mirad lo que puede ser
capaz de hacer, decidle lo que queráis, él no escucha, podéis
desahogaros en su persona y lo aguantará todo, no sabemos porque se
volvió así. No nos importa. Oímos lo que dice, oímos lo que
siente, oímos sus gritos, pero nadie le entiende, comprobadlo
vosotros mismos tratad de oídlo y veréis que nada dice, que lo que
hace no tiene sentido, vedlo, es como un animalito.
-No quiero que me oigan: quiero
que me escuchen; no quiero que me miren: quiero que me observen; no
quiero que me juzguen: quiero que me entiendan; no quiero dar asco:
quiero que me acepten.
Es verdad: lo hemos oído y dice
nada. Es como si no existiera.
-Pero
existo.
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