miércoles, 7 de mayo de 2008

Como si no existiera


Como si no existiera

Mirad las manos ensangrentadas de ese hombre que acaba de matar todo recuerdo, mirad la cara que exhala placer en un gesto demoníaco, mirad cómo el estar consternado erradica la seguridad que creía perenne, mirad cómo el grito le desgarra la garganta y el líquido rojizo y viscoso deambula fatídicamente por el tubo hasta ser expelido por su boca, mirad los ojos con la pupila dilatada, con las venas a punto de reventar, que ven impávidos colores trastornados; mirad la carne arrancada por las uñas nauseabundas, mirad el sutil cambio del personaje mordaz, del personaje virulento, del satírico; mirad como su errabundo caminar llena de asco la habitación, de misterio, de sopor, de ese cambio; mirad como odia, mirad como siente el destruir para concretar, mirad como su mierda consume, en hedores fétidos, la visión de las moscas.
¡Miradle!, mirad cómo eructa, mirad con disgusto cada acción repulsiva que produce su cuerpo, mirad y sabed que él es asqueroso, mirad y escuchad sus gritos demoledores, guturales, cacofónicos, sepulcrales, mirad cómo sus venas se dejan ver en su enmugrecida piel, mirad cómo desea ser lo que no quiere ser, miradle, miradle detenidamente, mirad cómo se retuerce dentro de él, daos cuenta que la proliferación de sus sentimientos lo corroen. Miradle y observad lo humano que hay en él, mirad como no sabe qué hacer, mirad su desesperación, mirad cómo piensa, mirad cómo se destruye, cómo se condiciona para hacer cosas repugnantes y pretende no sentir algo; mirad cómo se autoconsume, mirad como no confía, mirad sus pequeños errores, miradlo y juzgadlo, juzgad sus acciones, juzgad su aspecto, juzgadlo y no tengáis compasión, arremeted contra él; mirad lo que puede ser capaz de hacer, decidle lo que queráis, él no escucha, podéis desahogaros en su persona y lo aguantará todo, no sabemos porque se volvió así. No nos importa. Oímos lo que dice, oímos lo que siente, oímos sus gritos, pero nadie le entiende, comprobadlo vosotros mismos tratad de oídlo y veréis que nada dice, que lo que hace no tiene sentido, vedlo, es como un animalito.
-No quiero que me oigan: quiero que me escuchen; no quiero que me miren: quiero que me observen; no quiero que me juzguen: quiero que me entiendan; no quiero dar asco: quiero que me acepten.
Es verdad: lo hemos oído y dice nada. Es como si no existiera.
-Pero existo.

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