miércoles, 15 de julio de 2009

De lacayos y camastros

De lacayos y camastros

Desenfunda esa espada
y clávala en mi roca.
Permite que te convierta en rey,
que ponga mil lacayos a tus pies.
Cédeme el formar tu mesa redonda:
llenarla de caballeros y piedras preciosas.
Accede a que grite
para que tu nombre suene por todo el reino,
llamarte Dios, Todopoderoso.
Destájame en tu lecho
hiéreme, sángrame, mátame
en tu lecho.
Deja de mí un simple remilgo de carne,
desflora mi suave virginidad:
córtala,
y seca con seda la sangre de tu espada
y arroja mi cadáver a las letrinas
y cúbrelo con cal para que el hedor no te llegue,
para que el sexo no incite a más doncellas a decirte Todopoderoso.
Exprime mi entrepierna húmeda...
¡Calla!
No mujer.
Prefiero clavarle esta espada

a un dragón
antes que a serpiente
tan rastrera
como tú.
Escupes hiel
espasmo de doncella,
blanco más impuro,
perfección imperfecta.
Apestas antes de morir,
hablas más de lo que dices
y tu poder, como mujer, me es inútil.
¡Calla ya de una vez!
Mujer

Serpiente
Que tus palabras perdidas no son dignas de mí...

¡Me excitan!

Apabullamiento divino
Revolución Fantástica

No hay comentarios: