domingo, 7 de octubre de 2012

De las muertes de mis muertes XIX

De las muertes de mis muertes
Frente a la muerte


El día es diferente, profundamente diferente, aún más que cualquier día distinto a otro. Estoy acá, encerrado en mi cabeza, encerrado en mis palabras y en lo único que puedo sentir -no sé qué sea-, acá, con esta sensación que siempre  se conforma con un poco de extrañeza, de confusión; están las lágrimas, claro, ellas siempre están presentes. Aquí plantado, quieto en mi movimiento, ante el más franco abismo, con una comunicación imaginada, con unas palabras que me reconcilian con este suceso que me hace diferente.

Estoy acá, sin leer tu epígrafe, olvidado de la fecha tallada que no hace más que limitar tu existencia, que me obliga a recordar que fuiste sólo un instante en el tiempo -así como yo, como todos-. Me enfrento de nuevo a esta incomprensión, a esto que se nos va mostrando como propio de nosotros. De ese yo encerrado en nosotros. Tu cuerpo, tu vacío cuerpo, dejándome en llantos empapado, tu cuerpo inerme, diferente, radicalmente diferente, alejado -¿cómo fue a quedar tan alejado?- cómo es esto de no tenerte presente, sino como constitución del pasado, te veo sólo en mi mente, te veo allí  porque nunca más volveré a verte, y ahora este nunca más se encarna en una verdad bastante real.

Y pasó todo, y siento que pudimos haber terminado, que pudimos haber hecho más, y ya no podemos, ese cuerpo encerrado me encierra a mí también, me siento distanciado, irremediablemente distanciado. Me enfrento a la muerte, aún con intermediarios pero finalmente a la muerte; esa solitaria, indistinta a las percepciones de la gente. Suelto palabras, o pensamientos, silencios, sollozos, confusiones, pavores, etcéteras; suelto mi enfrentamiento, pongo en marcha mi "tu significado", pienso, se acerca, se cuela en mí, me recorre como existente, me toma la muerte.

Te veo: final de adolescente, persona real, de carne y hueso, de tripas, de memorias, de sentimiento. Te veo: fin de pista -tu cuerpo terminado- y te perpetuo; tú, finalmente adolescente que recibe la funesta visita, tú descubriste que la realidad trastoca al pensamiento, tú que has descubierto, y me has mostrado, que la muerte no respeta ni a los que se creen indestructibles, que hay que enfrentar esa transición juvenil al momento de crecer, que la vida se muestra como muerte, como final del camino; te veo, sin verte, proyectándome discusiones sobre lo que debería pensar al respecto, lo que debería sentir. Tiemblo de miedo, de nuevo se acerca la muerte.

Dónde estás, ¿dónde?, dónde estás que no te puedo hablar, que no me queda claro que me oigas, ¿dónde estás que ya no estás?, dónde cachito mío, pedazo de nosotros, te lloro, ¡ay dolor!, ¡te lloro!, detenme cielo, detenme, que desfallezco, me duele, ¡ay, ay ay, me duele!, me duele mucho.

Me niego, no has muerto, no estás así, no te has ido, no, no, no, ¡no!, ¿dónde estás?, dónde nube hermosa, dónde consuelo, dónde te encuentras.

Estoy aquí, frente a tu cadáver, frente a lo irreversible, frente a lo irrefrenable, estoy acá de nuevo, enfrentando esa lucha contra mis pretensiones de eternidad, frente a mi "darse cuenta de la muerte".

Disculpa, disculpa, no tiene sentido decirte esta frustración, las cosas ya sucedieron, prefiero abrir un diálogo, permanente, hasta que a mí me ocurra.

Ves, al final no importó como moriste, ya lo estás, sin embargo, frente a este mundo monstruo, frente a tantas cosas que parecían que iban a destrozarnos, puedo decir, contigo, que te la llevaste chido, que lo lograste, y que de todas las posibilidades lograste armar algo interesante, no importa si crees que te equivocaste, al final seguiremos hablando contigo.

Ya no te cuides, ya no te preocupes por la libertad o la miseria, ni por el éxito o la gloria... jajaja, río, ¿notas la diferencia?, ahora no estás viviendo, tú, belleza del mundo, has muerto.

Tú has muerto
Y yo he muerto contigo
Hemos muerto contigo
Hemos muerto.

Revolución Fantástica

No hay comentarios: