Bienvenida en el paraíso
Nos burbujea la sensación de
brotar del suelo
agüita exquisita de manantial,
escapista del vientre de la
tierra.
feliz compañía de los viajeros
sedientos.
Nos espuma la alegría de revolver
las olas
en sonidos continuos de besos
costeros.
Cobija de tortugas nacientes,
sábana cálida del horizonte.
Nos humea la risa de volcanes
consumiendo la piel de laderas:
regalo en ígnea
transformación que nos recuerda
las infinitas facciones de la
tierra.
Estamos presentes en la nulidad de
la nada.
somos la totalidad del todo,
la conjunción del conjunto,
la existencia que existe.
Nos miro las manos de cielo
que comparten las piernas del
vuelo.
No somos objetos aislados que se
contemplan
sino unidad absoluta que se da
cuenta.
Somos los campos recubiertos de
hierbas,
que como las patronas entregan
semillas
a las aves, incansables migrantes;
a los millones de antílopes
peregrinos.
Somos los ríos llenos de peces,
de pulgas de agua y renacuajos.
Desiertos arenosos ardientemente
helados
cuevas oscuras rebosantes de vida.
La liberación es esa sopa tibia
que se toma cuando se está
resfriado;
la fogata que calienta la vida
después de andar perdido en la
nieve.
La experiencia
de la liberación
es muy sabrosa
cuando se prueba.
Caparazones
juglares
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