domingo, 15 de marzo de 2015

Arribos del pensamiento I

Arribos del pensamiento
Conclusiones de tesis: Procesos de interacción



¿Quién soy yo si pierdo la memoria?, ¿qué esencia mía quedaría en mí que me haga seguir siendo ese yo tan anhelado que cuidé y construí durante tanto tiempo?; habrá que preguntárselo al abuelo.

Existen ciertas reacciones que han sido catalogadas por la psicología moderna; desde la psicología se presentan observaciones que nos son cercanas, también desde la sociología. Independientemente de que en la psicología moderna se utiliza un lenguaje técnico, los proceso psicológicos son un fenómeno humano que influyen de manera directa en la realidad. Cada persona tiene una reacción psicológica frente al mundo. Y a esto lo podemos llamar del modo en que queramos. Sin embargo, a pesar de que cada uno experimente desde su propia percepción, es una realidad que no existe un sólo humano que no haya nacido dentro de una sociedad, de hecho no existen humanos solitos e independientes, todos habitamos en eso que llamamos sociedad, pero incluso más: no existe un sólo ser que no esté interrelacionado con otro, llámese ser a un caballo o a una montaña, pues lo cierto es que los conceptos son sólo abstracciones, y el mundo no es abstracto. Es experiencial.
Leía un librito sobre las cárceles y el que lo escribe, comenta en una parte que, en las relaciones de poder, existen técnicas de poder, de control, y que se han desarrollado al punto de llegar al control psicológico. Menciona una idea que últimamente veo que ronda otras tantas anécdotas y preocupaciones, la vieja dicotomía entre emoción y pensamiento. Asimov en su libro sobre la Fundación y el Imperio, menciona al Mulo, un mutante que controla las emociones, sin embargo en la tercera parte de la saga mete un cierto elemento interesante. El control de emociones es un objetivo para las relaciones de poder, y al mismo tiempo desde ahí va alimentando una conceptualización racional. Ambas cosas suceden en la persona, y condicionan ciertos comportamientos.
Sin embargo, a pesar de eso, existen otros mecanismos que no corresponden con el uso de técnicas para el control, y que más bien es eso que permite que haya poder y cosas por el estilo, es decir la capacidad humana, psicológica, experiencial, construyéndose en la que se basa cualquier tipo de relación percibida.
Y es que cada persona, al existir en un mundo social, está capacitada para percibir el mundo, existe toda una compleja estructura biológica corporal que lo permite. Esa estructura actúa de acuerdo a ciertas necesidades que se le presentan, pero además, tiene memoria. Recuerda patrones, construye sobre los recuerdos, genera hábitos. Pues la memoria es como un sendero, no como una fotografía. Son senderos que se caminan o se dejan de caminar, se agrandan o disuelven entre la maleza.
Desde ahí nacen los saberes, el conocimiento, desde ahí se ha construido este mundo que nos rodea. Desde la interacción con el mundo. Desde la interacción con nuestras necesidades, desde lo que percibimos y también desde los cuentos que nos contamos. Porque al vivir en sociedad nos encontramos en una extraña relación que se le puede llamar enseñanza-aprendizaje. Pues todos estamos aprendiendo y todos estamos enseñando. Al mostrarnos enseñamos, al mostrarse se aprende. Y cada persona se halla expuesta al mundo, así como el mundo está expuesto ante la persona. Cuando esa diferencia entre lo de allá y esto se disuelve se ha terminado de aprender. De otro modo no podría haber nada que enseñar.
Hubo un momento en el que buscaba la resistencia como una cuasi-ontología de cada persona, lo cierto es que es falso. No existe tal, no somos sujetos que resisten de manera innata. Pero, a diferencia de las conclusiones que se quedan ahí, en este caso, también puedo afirmar que eso no quiere decir que exista un dominio en sí mismo en cada persona. Es un proceso constante de creencia, al grado de modificar la realidad de acuerdo a esa creencia. Luciendo tan real como lo que pensamos que es real. Nos la creemos.
Construimos constantemente la dominación, y en consecuencia la resistencia. Pues no hay uno sin lo otro, a pesar de cada contraparte. El cómo lograr romper la contradicción cíclica en la que nos encontramos depende, definitivamente, de una escapada del lenguaje técnico de la psicología moderna, para irnos a la psicología antigua, a esos saberes milenarios que no pecan de ingenuidad inexperta en el tema, como sí lo hace la joven psicología moderna. Puede ser importante el vincularlo con los descubrimientos que se están haciendo por otros caminos y comparar la sabiduría que encierran las acciones que todos hacemos. Resulta que la misma capacidad de aprender y enseñar se conecta con la experiencia, con los pensamientos y con cualquier cosa que tengamos; es la capacidad de un cuerpo orgánico para existir en una profunda interacción en donde todo es interdependiente. Los discursos ecológicos, la idea de ecosistema, los lenguajes de la teoría de sistemas nos hablan de eso, y siguen confundiéndose porque es algo nuevo para el pensamiento occidental. La observación directa de la realidad nos muestra cosas que nos sacan de balance. Pero sólo en un inicio. Como todo lo nuevo que se aprende.
La posibilidad que se presenta es tan constante que el contactar con esto que posibilita lo posible encierra un saber que supera cualquier concepción que antes hubiera podido llegar a tener. Está ahí como el espacio.
O sea, vincularse con procesos que permitan mostrar técnicas para que las personas contacten con eso que ya tienen es de primordial importancia para mi compromiso de transformación del mundo, al menos desde la pedagogía crítica. El reconocer la posibilidad del autor de las cárceles sobre la utilización de técnicas individualizantes para ejercer el control sobre el otro es un buen punto de partida para reconocer la acción del docente frente al estudiante. Para reconocer que las relaciones de poder se están reproduciendo en el mismo momento en que se reproducen y que cambiar este hábito de reproducción puede ser valioso para interactuar con el otro que por diferentes medios se resiste a ese control, desde la razón que sea, pues su razón es la misma que la nuestra, está repleta de su experiencia, de lo que sabe. Por eso escuchar es importante. Eso lo dicen los abuelos. El mío anda con demencia senil, olvida cosas, y enseña otras ¿quién es él?, ¿es otro abuelo al que era cuando no tenía demencia senil?, ¿él que me dice?
Nuestra relación se modifica cuando lo escucho. Y aprendo muchas cosas si presto atención.

Saber reorganizado
Revolución Fantástica
6 marzo

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