viernes, 25 de diciembre de 2015

El blanco


El blanco

Fue atravesado por la flecha certera. El único lugar abierto de su coraza permitió que la punta se le clavara. Reconoció el dolor, miró su punto vulnerable, observó con calma a la tenaz arquera. Sonrió al descubrir cómo, a pesar de no existir razón aparente para el ataque, sus movimientos habían provocado que la reacción casi instintiva de la guerrera acertara en un detalle tan pequeño como el que contenía su herida. La presteza, la capacidad para deducir la vulnerabilidad de lo otro, su justificación sin fallas (tú tuviste la culpa por hacer tal cosa), sus escudos cubriendo sus puntos vulnerables. Era majestuosa, sólida, inmensa.
Se retiró con la flecha clavada, sin emitir sonido.
Descubrió la ilusión de la flecha. El sitio vulnerable estaba limpio. Retiró otro pedazo del caparazón. A la próxima le gustaría presentar un blanco más grande para ayudar a que el esfuerzo de cualquier arquero sea menor para acertarle.
Que no sea necesario tanto entrenamiento enfocado en el lastimar al otro. Ayudar a que se rompa esa supuesta necesidad.

30 junio 15

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