Amor
bucólico
Bocabocabocabocabocabocabocabocbaocabocabocabocaboacbaobaocbaocboacbaocbaocbaocbaocboacboacbocboacbaocbaocbocboabcoabcaocbaobaobcobcaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhhh.
"… labios rosas…"
(Ely Guerra)
"Ese beso de tu boca que me
sabe a fruta fresca, que se escapó de tus labios y se metió en mi
cabeza…" (Carlos Vives)
"… y yo, con esta sed que
tengo, con esta sed de ti mujer…" (Delgadillo)
"... tus labios pétalos de
flor, como me soripeyan..." (Carlos Mejía Godoy y los de
Palacagüina)
"Nos besamos bailando en
medio del lugar..." (Cafeta)
"... y no los mandes mejor en
persona." (19-08-07, 01:17:50 a.m.)
Y en la obscuridad encontré esos
labios, labios lindos, sonrientes, curveados, húmedos,
hipnotizantes.
Dio comienzo el baile, la
atracción hacia ellos, mis ojos los seguían en ese movimiento
lento, como luz de bengala haciendo círculos y ochos en el aire en
una posada familiar, dejando su rastro cautivador: imán.
Imán que jalaba los cabos de un
hilo, hilo que, estando en el ojillo de una aguja, había perforado
nuestros labios creando una costura que formaban un puente entre la
saliva de ambos: erección.
Erección de la lengua, lengua que
lentamente se introducía en su húmeda cavidad abierta.
Tendida en la cama, con la cabeza
saliendo del colchón, echada para atrás. Besos penetrantes,
apresurados y calientes, lentos y deseosos. Cada respiración estaba
acompañada de salivación bucal, de intercambio de fluidos orales.
Nos separamos un instante, mis
ojos se enfocaron de nuevo en su boca y tomándola de las quijadas la
acerqué nuevamente a mí y la volví a penetrar con la lengua,
recorriéndola toda, lamiendo su lengua, sus mejillas, sus dientes,
sus encías y sus glándulas salivales que producían más lubricante
oral.
Hirviendo en deseo, hirviendo en
acciones, rapidez en los movimientos, mordidas en los labios,
separaciones llenas de vaho, aliento y respiraciones ruidosas.
Atracción, obsesión, fulgor brillante en los intercambios de
sonidos.
Amor hacia
algo conquistador, algo sonriente que cautiva, algo que besa y da
confianza, algo que es transmitido y contagiado, sonrisa en los
labios de ambos por la razón de estar juntos, sonrisas por muchas
cosas más, labios generadores de palabras y argumentos que son
utilizados para una comprensión y conocimiento del otro, para el
entendimiento de las acciones realizadas y de los sentimientos que
las palabras no expresan del todo; y
al final: silencio. Silencio de los labios, silencio que es traducido
en sonrisas, sonrisas traducidas en besos y miradas brillosas: llenas
de viajes complejos. Ciclo sin fin. Protección de ambos demostrada
hacia ambos.
Importancia al saber que no es
posesión del uno hacia el otro sino acuerdo mutuo que nos permite
ser cualquiera el que adopte el papel que quiera, que sea cualquiera
de los dos el que tome acción directa en el juego de lenguas, la
penetración es de los dos hacia los dos, éramos, cada uno, el que
tenía la lengua dentro del otro.
Entre espasmos verbales y bucales
expulsé una llamarada única y especial: eyaculé.
Eyaculación en su boca de mi
boca. Eso es hacer el amor con la boca.
Eyaculación que marca un fin, que
crea un orgasmo en el hecho del beso. Es una expresión objetivada
del sentimiento.
Eyaculación oral, simplemente
significativa. En donde las palabras son el marco teórico y los
besos la demostración en la realidad.
("…Él la protegía
cuando bailaban slam
después de la tocada siempre
Mohawk la iba a dejar…")
cuando bailaban slam
después de la tocada siempre
Mohawk la iba a dejar…")
Eyaculación en la que el semen es
un "Te amo".
Letargo
Fantástico
Revolución
Fantástica
No hay comentarios:
Publicar un comentario