domingo, 9 de diciembre de 2007

Los cables de la ciudad son los barrotes de nuestra jaula


Los cables de la ciudad son los barrotes de nuestra jaula

Hoy no puedo volar arriba de esta estúpida ciudad.
Traté de imaginar como podría ser pero me fue inevitable encontrarme en una jaula. Jaula creada por nosotros mismos: cables. Cables evitando que nuestros pies se levanten del piso, sofocándonos en el mismo aire de la ciudad, cuidad que creamos sólo nosotros. La inseguridad de levantar el vuelo por temor a estrellarnos con las antenas telefónicas, edificios, postes de luz, tendederos.
Tenemos que volar dentro de una caja, una caja que nos cuide de los daños que podría sufrir nuestro cuerpo por estar a una altura que no es la del piso, con ambiente artificial para engañar a nuestros sentidos. Que nos hagan volar y no que volemos con nuestros propios métodos. Estamos seriados y controlados por lo que otros quieren, por sus propias limitaciones que generalizan a todos los demás dejándolos fuera de lugar.
No tenemos la capacidad de respirar otro tipo de aire, seguimos enfrascados en nuestros malditos sentidos, con los cuales creemos poder llegar a la realidad.
Se nos hace inconcebible pensar en que hay cosas más allá de nuestros sentidos y les dejamos de dar importancia.
Hoy me sentí encerrado, sin poder levantar los pies para llegar a ese cielo tan hermoso; un cielo que tiene una vida propia, que también tiene habitantes que circulan por su propio espacio, con un movimiento diferente al de nosotros y con una concepción distinta a la que tengo al caminar por las calles de esta pérfida, hedionda y putrefacta ciudad. Conjunto de palabras.
Quiero dejar de sentirme así: con ganas de vomitar, con la puta sensación de que nadie me entiende, de que soy un pendejo caminando por un asfalto que absorbe el calor del sol, que es atropellado por los coches, pisado por los humanos y cagado por las mascotas que abundan en el pedazo de tierra que nos apropiamos.
Ando muy confundido.
No quiero volver a llorar. No lo haré.
¿Quién podrá creer que este Dragón no levantará el vuelo mañana?
Hoy, simplemente, la humanidad y toda la mierda que arrastra me atrapó en una jaula culera.
Pero no en todos lados hay cables.
Ya veré como agitaré mis alas para elevarme en ese cielo que me gusta tanto.
Me siento feliz y triste, (cambiante sensación), bipolar, multifacético, al fin y al cabo "todo Camaleón es según el color del cristal con que se mira." (Augusto Monterroso, "El Camaleón que finalmente no sabía de que color ponerse").
Quiero que me quieran ver de la manera más pura con la que me puedo expresar, que lean entre líneas cada palabra que digo. Todas las frases, acciones que realizo están pensadas y tienen una razón de ser.
Me gusta la gente observadora.

Revolución Fantástica
23 de enero de 2007

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